Y si hoy he de confesar, confesaré que no fui tan feliz como imaginé, nunca pensé que te pensaria a diario y jamás crei en el amor eterno. Pero puestos a confesar tambien he de decir que mi boca siempre estuvo expuesta a la interperie de tus labios y que a mis ojos les gusta confesarte en pequeños susurros lo mucho que esconden, aunque eso solo ocurre cuando el corazón se atreve a mirarte fijamente sin huir rápido a otro lugar por miedo a caer una vez más. Ahora que estamos en confianza, tambien te diré que si nunca conseguí este proposito fue por el temor a perder la oportunidad, ya lo ves, a veces es preferible mantener un hilo de esperanza, pues ¿Qué sería de nosotros si despues de todo rompemos la mágia?
miércoles, 1 de septiembre de 2010
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